Creemos ...
en las escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento como verbal y completamente infalible en los escritos originales y que son la autoridad suprema y final en la fe y la vida.
Creemos...
en un solo Dios, eternamente existente en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creemos...
que Jesucristo fue engendrado del Espíritu Santo y nacido de la Virgen María.
Creemos...
que el hombre fue creado a imagen de Dios, que el hombre pecó y por lo tanto incurrió no solo en la muerte física sino también en la muerte espiritual, que es la separación de Dios; y que todos los seres humanos nacen con una naturaleza pecaminosa, y en el caso de aquellos que alcanzan la responsabilidad moral, se vuelven pecadores en pensamiento, palabra y obra.
Creemos...
que el Señor Jesucristo murió por nuestros pecados de acuerdo con las Escrituras como un sacrificio representativo y sustitutivo, y que todos los que creen en Él son redimidos y justificados por Su sangre derramada.
Creemos...
en la resurrección física del cuerpo crucificado de nuestro Señor Jesucristo, Su ascensión al cielo y Su vida presente para nosotros como Sumo Sacerdote y Abogado.
Creemos...
en “esa bendita esperanza”, el regreso personal, premilenial e inminente de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Creemos...
que todos los que reciben, por la fe, al Señor Jesucristo, nacen del Espíritu Santo y así se convierten en hijos de Dios.
Creemos...
en la resurrección corporal de justos e injustos; la eterna bienaventuranza de los salvos, y el eterno castigo de los perdidos junto con Satanás y otros ángeles caídos.
Creemos...
en la triple obra del Espíritu Santo; que busca y trae a los perdidos a la salvación;
que santifica al creyente; y que bautiza y da dones espirituales al cristiano para el servicio.
Creemos...
que la iglesia es un organismo espiritual compuesto por todos los creyentes en Cristo; que en su manifestación local es una asamblea autónoma de creyentes; y que sus ordenanzas son el bautismo y la comunión.
Creemos...
que Dios es digno de toda alabanza, reverencia y amor; y que el llamado más elevado de un cristiano es adorarlo.